dimecres, de juliol 9

Desde Lima


"Las tradiciones de izquierda del siglo XX, en líneas generales, tendieron a ser renuentes a pensar la arena de la comunicación. En general, a la hora de expresarse se sirvieron de un único modelo poco flexible y válido para todas las situaciones, poco atento tanto a las diferentes texturas enunciativas y a los diversos sujetos, como a los climas y contextos más generales en que se desarrolla toda experiencia comunicacional. Por lo demás, ese modelo tendió asimismo a ser monocorde y repetitivo en sus modos de comunicar; y, más en general, se mostró mucho más proclive a hablar que a escuchar.

Esta situación, en la medida en que los paradigmas clásicos que alimentaron los modos de organización política entraron en crisis en las últimas décadas, se ha visto modificada en los últimos años. Por citar un caso resonante, el zapatismo ha innovado al menos en dos aspectos sus modos de comunicar. Por un lado, supo hablar tanto como no hablar (los famosos “silencios zapatistas”); de allí que la experiencia zapatista pudiera ser definida como la de “una revolución que sabe escuchar”. Por otro, en sus alocuciones públicas utilizó un registro amplio y variable de formas discursivas, atendiendo a la naturaleza de sus interlocutores. Desde otro ángulo, pueden mencionarse también las experiencias que en la Argentina y otras partes del mundo han experimentado nuevos lenguajes y soportes comunicacionales, desde el uso de nuevas tecnologías al desarrollo de una batería de recursos expresivos y artísticos.

Si la comunicación entonces es un área decisiva pero no suficientemente asumida como tal por los movimientos sociales, las experiencias que fugan de la precariedad deben poder darse espacios y tiempos para reflexionar sobre ella. La comunicación política tiene al menos dos dimensiones de incidencia directa para las experiencias de autoorganización. De un lado, las imágenes y relatos que circulan en la “selva de los símbolos” pueden tener tanto un efecto de empoderamiento y fortalecimiento de un colectivo de personas, como de resquebrajamiento del mismo. La identidad, el “nosotros” capaz de atravesar subjetivamente (o no) a un conjunto de personas y sostenerlo en una acción colectiva prolongada, depende en buena medida de los efectos comunicacionales, tanto en lo que hace al diálogo interno y a la (auto)construcción de sentido de comunidad al interior de cada experiencia como en la “recepción” e interiorización del “ruido externo”. De otro, los modos de existencia, las reivindicaciones, los éxitos políticos de una experiencia político-social dependen de cómo se piensan las intervenciones en el espacio público constitutivo de unas sociedades, las nuestras, para bien o para mal saturadas de comunicación"
Aquest text (totsencer aquí) presenta les jornades "PRECARIEDAD, MOVIMIENTOS SOCIALES Y COMUNICACIÓN POLITICA. Formas de autoorganización y estrategias comunicacionales en la era de la globalización". Crec que podem agafar idees per al nostro manifesto. Intentaré averiguar algo més d'aquestes jornades.
Que no es digui que no curro des de Lima.